
Sin embargo, descubrí en su día que existe otra posición donde el esclavo puede servir a su Ama con mayor entrega: la suspensión por los tobillos con las piernas abiertas. En esta actitud, y con cualquier ligadura de manos, la víctima queda totalmente indefensa ante los deseos de su propietaria. Transcurridos unos minutos, a menos que uno tenga abdominales de levantador de pesas, es incluso imposible moverse. Así entregado, el Ama tiene acceso libre a cualquier parte del cuerpo del esclavo que desee utilizar, como desee hacerlo, sin defensa ni limitación posible: exactamente la clase de servicio que todo esclavo está obligado a ofrecer y toda sádica debe exigir.
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